Un discurso es un mensaje es el acto verbal y oral de dirigirse a un público. Su principal función ha sido desde sus orígenes comunicar o exponer pero con el objetivo principal de persuadir.
- Entretener. Busca en el auditorio una respuesta de agrado, diversión y complacencia, con el propósito predominante de hacer olvidar la vida cotidiana con sus pequeños sucesos y sus apremios basados en el humor.
Ofrece grandes ventajas, tanto al emisor como a los receptores, debido a la narración y a la expresión cultural que se utilice. - Informar. Persigue la clara compresión de un asunto, tema o idea que resuelve una incertidumbre. Su principal objetivo es de ayudar a los miembros del auditorio para que estos pretendan ampliar su campo de conocimiento. Su característica principal de este discurso es llevar a cabo la objetividad.
- Convencer. Es influir sobre los oyentes acerca de verdades claras e indiscutibles que de poder ser probadas y comprobadas. Argumentar. Lo que constituye una operación lógica que emplea elementos cognoscitivos y racionales; creando una actitud libre y reflexiva, con la ausencia de elemento positivo.
- Persuasión. Aspira una respuesta de adhesión o acción; en donde se define como un medio de influenciar la conducta a través de llamamientos dirigidos primariamente a emociones, constituye en la comunicación verbal un elemento clave ya que es la característica que se vale de las tres anteriormente mencionadas. Donde se manipula al individuo según sea su conveniencia.
Propósitos del discurso. respuesta precisa que el orador o el emisor desea obtener del auditorio, que desea que se le cumplan sus necesidades, por lo que el orador trata de obtener la comprensión de sus receptores para que haga, comprenda y disfrute del mensaje que le ha proporcionado el emisor.
Discurso narrativo
El discurso narrativo es la exposición de unos hechos relatables por medio de una trama y un argumento. es el que se utiliza en la novela y el cuento, se caracteriza por mantener al lector pegado a las palabras como una mosca a la telaraña. Como
En cuanto tal, la historia sólo puede tener un mérito: el conseguir que el público quiera saber qué ocurre después.
Esta cualidad del discurso narrativo viene dada por la intriga o la tensión narrativa, que consiste en abrir uno o varios hilos de acción que no se resuelven hasta el final (o que se van resolviendo poco a poco, pero quedando siempre alguno pendiente) o, lo que es lo mismo, ir creando expectativas al lector y satisfacerlas (de golpe o poco a poco).
También por esto las partes del discurso narrativo se denominan inicio, nudo y desenlace. A grandes rasgos y generalizando mucho, en el inicio se plantean uno o varios personajes que empiezan alguna acción, en el nudo se plantea un conflicto y en el desenlace éste se resuelve.
En un curso de redacción, este tipo de discurso, se utiliza cada vez más en campos como el de la publicidad. Dada la saturación de descargas informativas que sufre la sociedad, hacen falta cada vez más estímulos para interesar al público, y la narratividad es, como decíamos, un recurso infalible para captar su atención. Como se puede comprobar, cada vez más spots se desarrollan a modo de historias o breves relatos. Asimismo, en algún momento se pusieron de moda grandes anuncios sugerentes que inundaban la ciudad sin que nadie supiera a qué aludían (recuerdo ahora mismo una gran tela de raso morado rasgada por el centro); la gente hablaba de ellos, intrigada, hasta que al cabo de unas semanas se satisfacía su curiosidad en forma de una marca de licor que había que beber o un coche que no podíamos dejar de comprarnos.
Discurso publicitario
El objetivo de un texto publicitario es vender un producto, y el redactor habrá de utilizar todos los recursos posibles para alcanzar ese objetivo, sin ningún tipo de escrúpulos. Los publicistas son los mayores ladrones de la historia: han robado sonatas a grandes compositores, cuadros a los pintores, frases a los escritores, canciones a los cantantes, expresiones a la gente de a pie... Y es que siempre tienen que estar renovando su repertorio.
Por culpa de la competencia y la saturación de la publicidad, las características fundamentales que ha de cumplir el discurso publicitario son:
Ser atractivo: Tiene que conseguir seducir al lector, aunque sea a base de mentiras (en el fondo todos estamos deseando que nos mientan un poco, que nos pinten el mundo del color de la esperanza).
Sorprender: El lector sólo leerá lo que llame su atención, por lo que el discurso publicitario tiene que ofrecer siempre algo nuevo, algo único. Los creativos se rompen la cabeza pensando en formas nuevas de vender lo mismo de siempre.
Huir de la monotonía: El discurso publicitario no puede ser un texto serio y monótono, sino variado y fragmentado.
Encubrir determinados datos: Para vender un producto hay que saber ocultar. En un anuncio de tabaco no pueden hablarnos de las estadísticas de muerte por cáncer de pulmón, sino que utilizarán un barco de vela y palabras como libertad, diversión, sabor, aventura...
Ser breve: Nadie está dispuesto a perder mucho tiempo leyendo un texto publicitario, por muy interesante que sea. El discurso ha de ser breve, directo, condensado, casi telegráfico.
Para cumplir estas características, el discurso publicitario resulta de la mezcla del resto de discursos, cogiendo las partes más seductoras de cada uno de ellos (la tensión narrativa del discurso narrativo, la claridad del expositivo, la convicción del argumentativo...).Su forma de exposición es fragmentada. Se compone de frases cortas, de golpes de información fáciles de asimilar de un solo vistazo. Suele jugar con distintos tipos y cuerpos de letra y con la disposición del texto en la página (frases puestas en diagonal, cuadros de texto, etc.).
En cuanto a las estrategias discursivas, las utiliza todas, aunque principalmente juega con la analogía (un coche es una mujer bella; la Coca-Cola es la felicidad...), la asociación por contrario (quien lava con Luzil está radiante y tiene la vida resuelta / para quien utiliza otros detergentes la vida es un infierno) y la generalización (si la chica que por las mañanas se echa esa colonia es dinámica, eficiente, deseada, feliz... todas lo seremos sólo con comprar el ungüento mágico).
Discurso expositivo
El discurso expositivo es el que busca informar de determinada cuestión o aclararla. Ha de ser, por tanto, un texto limpio y poco llamativo. El lector lo va a leer porque le interesa el contenido, y no porque se le meta en la retina como una mota de polvo. No obstante, como cualquier escrito, ha de hacérsele agradable y entretenido, porque si no lo dejará a la mitad, por muy interesado que esté en el tema. Sus principales características son:
Claridad: La exposición ha de ser clara ante todo. Si leemos las instrucciones para utilizar el vídeo es porque no sabemos cómo utilizarlo, y si el texto no nos lo aclara es como si no hubiera sido escrito.
Concisión: El discurso expositivo ha de ser conciso, sintético. Esto no tiene que ver con la brevedad del texto (eso dependerá de si lo que tenemos que escribir son las instrucciones para utilizar el vídeo o una tesis doctoral), sino con que las ideas que refleje estén expresadas con exactitud en el menor número de frases posible.
Objetividad: Un texto expositivo no debe reflejar opiniones personales y, si lo hace, éstas han de estar enmascaradas tras una apariencia objetiva. Si escribimos para que nos aclaren una duda y nos contestan con frases como «Yo creo que...», «Es posible que...» nos podemos enfadar, con todo el derecho.
Centrarse en el tema: Un cuento puede ser digresivo. Un texto expositivo no. Ha de atenerse al tema en todo momento y no irse por las ramas. Cualquier idea que se salga del asunto del que estamos hablando, por muy brillante que sea, ha de rechazarse al instante.
La construcción del discurso expositivo ha de estar bien estructurada: una introducción que aclare el tema, la explicación propiamente dicha y un epílogo o resumen que recuerde al lector todas las ideas tratadas.
Discurso argumentativo
El objetivo principal del discurso argumentativo es convencer, y a ello debe ir dirigida cada palabra que elijamos. Convencer no significa, por supuesto, avasallar ni ofender ni despreciar, sino acudir al entendimiento lógico del lector para que comprenda nuestras razones. Dado que vamos a intentar introducir un concepto nuevo sobre alguna cuestión que el lector no tiene a priori, habrá que poner especial cuidado en que esa intromisión en la configuración de su mente no sea brusca, sino que al leer el texto le parezca que eso es lo que ha opinado siempre, o que ha sido él mismo el que ha sacado las conclusiones.
Las características del texto argumentativo han de ser:
Lógica: Los argumentos u opiniones que se den han de tener una base racional bien sólida. El discurso no puede tener una apariencia arbitraria.
Convicción: Las razones que se aporten han de ser convincentes. Eso no quiere decir que sean verdaderas, sino que tienen que parecer verdaderas. Sería parecido a la diferencia entre realidad y verosimilitud (a veces la realidad es inverosímil, y la ficción de un relato puede parecer real como la vida misma).
Suavidad: Es importante que la argumentación se desarrolle suavemente, sin prepotencia ni brusquedad. Ha de parecer que las ideas han estado ahí desde siempre, y que nosotros lo único que hemos hecho es transcribir (como meros amanuenses) una verdad universal.
Humildad: Un discurso argumentativo bien construido ha de ser humilde, sin aires de grandeza ni de erudición. El lector desconfía de quien necesita grandes palabras para argumentar una opinión.
El discurso argumentativo se estructura de la siguiente manera: en primer lugar se expone la tesis (a modo de introducción) o las ideas que se pretenden demostrar; luego se pasa a la argumentación propiamente dicha, con las opiniones concretas razonadas convenientemente; finalmente se expresa la conclusión, que vuelve a la idea inicial, pero esta vez con el peso de la razón detrás.
Preparación de un discurso.
· Mejorar la comunicación verbal.
· Selección del un tema.
· Acopio de información.
· Selección de materiales.
· Ordenamiento de materiales.
· Construcción del mensaje (guión).
· Conclusión.
· Habilidades de un comunicador.
· Conocimientos técnicos de un comunicador.
Mejorar la comunicación verbal:
1-. Saber escuchar eficazmente.
2-. Dar y recibir retroalimentación.
- Uso adecuado de la abstracción.
Entretener.
Informar.
Saber escuchar eficazmente.
Evaluar.
Empatizar/crear confianza.
Dar y recibir información.
· Fijarse en la disponibilidad del receptor.
· Describir, no interpretar.
· Dar retroalimentación inmediatamente.
· Dar retroalimentación en el momento, tiempo y lugar apropiado.
· Dar retroalimentación que aporte nuevas ideas.
· Dar retroalimentación sobre qué o qué se puede cambiar.
· No exigir el cambio.
· No exagerar.
· Fijarnos un motivo.
· Compartir experiencias, sentimientos e ideas.
Recibir retroalimentación.
· Expresar sobre que es lo que quiero de retroalimentación.
· Comprobar que has escuchado.
· Compartir tus reacciones con la retroalimentación.
Uso adecuado de la abstracción. Comunicación personal.
· Intrapersonal. Relación de temas.
· Intepersonal.
· Hechos / acontecimientos.
- El contenido del mensaje que se ha de comunicar a través de un discurso puede ser impuesto o elegido por el orador. De las dos maneras es necesario delimitar un tema utilizando la abstracción, la que por medio de ella nos dará optativamente el enfoque que se quiera expresar, de esta manera el mensaje se transmite según lo que el emisor quiere decir, lo que piensa, lo que siente y lo que dice; otorgando de esta manera seguridad psicológica o intelectual al orador.
- Acopio de información. Es la búsqueda de todos los datos referentes al tema, los cuales se compilan mediante las siguientes herramientas: bibliografía, teoría de autores especializados, comentarios o testimonios de gente que haya estudiado dicho tema o bien que tenga una declaración de hecho: revistas, vídeo, uso del Internet, etc.
- Selección de material. La información obtenida se debe limitar según el criterio del orador. Puede seleccionar una vez que se tenga la información requerida el apoyo didáctico por el cual quiera este desarrollar su tema, apoyándose en las siguientes herramientas de trabajo: pizarrón, proyector de acetatos, diapositivas, rotafolio, vídeo, reportajes, documentales, cápsulas informativas, programas de la computadora, etc.
- Ordenamiento de materiales. El orador tiene la libertad de estructurar como va ir desenvolviendo el tema, en donde debe ser preciso el uso de las herramientas de apoyo, etc y pone en riguroso criterio la capacidad intelectual que tenga este ante un púbº lico receptivo.
- La construcción del guión. Exactitud, originalidad, claridad, concisión.
Vicios de redacción. Cacofonía, barbarismo, solecismo, pleonasmo, anfibología.
Sintaxis figurada: silepsis, elipsis, traslación, hipérbaton. - Concisión. Es una declaración larga y compleja del tema a redactar, en donde la idea reside en las acciones principales que el orador realiza y manifiesta el propósito de que el receptor o los receptores puedan crear preguntas en su mente, elaborar un pensamiento desde la perspectiva de estos, en donde al finalizar el discurso, los oyentes puedan intervenir en el discurso extempore.
- Exactitud. Es aquella donde debemos preocuparnos en cada una de las palabras que expresamos, en los puntos principales que acciona el emisor y estos a su vez, produzcan una impresión entre los receptores, en la redacción se debe evitar palabras innecesarias, procurar mantener una voz activa que entremezcle afirmaciones y preguntas.
- Claridad. Es la exposición de puntos a base de palabras y frases que llamen la atención por su vivacidad y el de procurar que las palabras manifiesten una función clave en la conclusión o término de un discurso.
- Originalidad. La expresión de cada individuo, de manera que desenvuelve un tema de su preferencia o impuesto; el cual integra la información que crea conveniente y de alguna manera, esto nos dirá que profesionalismo y compromiso a la hora de desarrollarlo.
- Introducción.
- presentación.
- Esqueleto de un guión. Contenido.
- Conclusión.
Para concluir debemos tomar en cuenta los siguientes puntos:
· Fijar la idea central mediante un objetivo concreto y preciso del mensaje, preguntándonos que es lo que el orador quiere decir al público.
· Resolver la idea que sea presentada utilizando criterios cronológicos, lógicos, tácticos o estratégicos que se utilicen para que sea entendible el tema.
· Descansar la idea en donde existan puntos principales que el orador pueda incluir frases fáciles de entender y recordar (3 o 4 ideas bases).
Introducción.
Lo que no se debe hacer. Tomemos en cuenta que el objetivo de la introducción es captar la atención de la audiencia por medio del planteamiento de un tema en forma clara y atractiva. Por lo tanto, lo que no se debe hacer se resume en los siguientes puntos.
· Preámbulos excesivamente largos, comenzar con circunloquios embarazosos o excusas vanales, iniciar con un cuento humorístico, ya que no todos somos capaces de narrar una anécdota, dedicar a los oyentes cumplidos efusivamente excesivos que puedan mezclarse con lo fingido.
Lo que se debe hacer.
· Referirse al tema siendo breves, explícitos y prácticos.
· Referirse a la persona o a nuestra propia persona, si es que se va a hablar de estos, de una manera que refleje modestia y sinceridad.
· Formular una interrogante. Ya que este puede ser uno de los métodos más seguros y sencillos para abrir la mente de los oyentes y capturarla.
· Enunciar un aserto sorprendente llamado "choque técnico", el cual consiste en expresar un comentario aventurado acerca de determinados hechos y opiniones.
· Emplear una cita de un autor o bien anónimas.
Conclusión. Es el punto estratégico de un discurso, pues lo que se diga al final, las últimas palabras que se expresen quedan sonando en la memoria del auditorio por un largo tiempo, ya sea de manera acertada o de reflexión. Por lo que es recomendable que contenga los siguientes aspectos:
· El recuerdo breve de las diversas etapas recorridas.
· Formular el punto de vista del orador y valorar los méritos que este dé ante una solución.
· Si la naturaleza del tema requiere concluir con un reto o consejo es válido.
· Usar como broche final una frase vigorosa, una fórmula valiente, una cita elocuente, una pregunta en donde tu auditorio piense en la solución, reflexione o analice lo que se le está pidiendo o bien hacer una exhortación.
No hay comentarios:
Publicar un comentario