viernes, 27 de marzo de 2009

cine


La historia del cine, se ha desarrollado, o se fue gestando, por medio del aporte de diversas personalidades, todas las cuales, entregaron su grano de arena, como para que este arte pudiera ver la luz. La técnica del cine se basa en una sucesión bastante rápida de imágenes. Es así, como si estas imágenes poseen diferencias no muy marcadas entre ellas y se exponen a la velocidad de 10 o más imágenes por segundo, nuestro cerebro por medio de los ojos, captara toda la secuencia, como imágenes en movimiento. A esto, se le conoce como el fenómeno de la persistencia de la visión; en las primeras cintas se usaron velocidades de entre 16 y 23 cuadros o imágenes por segundo.

Los primeros antecedentes históricos del cine, los entregó la creación de la cámara oscura, principio rudimentario con respecto a la obtención de imágenes. Esta fue creada, a mediados del siglo XVI. La capacidad de proyectar imágenes, se basa en la creación de A. Kirscher. Nos referimos a la linterna mágica. Sistema con el cual, se podían proyectar imágenes transparentes las cuales eran estáticas o fijas. De hecho, la linterna mágica, fue utilizada desde un comienzo para la entretención de las personas. Inicialmente, por medio de la proyección de imágenes de fantasmas (Idea de Etienne Robertson en el año de 1798). Con posterioridad, fueron los niños quienes le dieron un tipo de uso: El de un juguete.

Otro proceso fundamental en la historia del cine, fue el hecho de poder fijar las imágenes que eran captadas. Situación que se dio, por medio del trabajo de Nicéphore Niépce (1827). Quien logró captar una imagen fotográfica, la cual fue fijada a una plancha de estaño, la cual a su vez, estaba bañada con betún de judea.

En las últimas décadas del siglo XIX, las técnicas para sacar fotografías, fueron mejorando de manera vertiginosa. Asimismo, en cuanto a la fijación de las mismas, estas se fueron volviendo cada vez más flexibles.Para lograr el movimiento de las imágenes captadas por medio de la fotografía, transcurrieron tres importantes acontecimientos. El primero fue la descomposición del galope de un caballo, por medio de 24 cámaras fotográficas. Aquello se dio en 1872, en el trabajo de Edward Mobridge. Dos años más tarde, Jules Jasson, logró captar el movimiento de un planeta, por medio de su cámara. Por último, Etienne Jules Marey, estudia el vuelo de las aves emigratorias en 1882. Aquello lo logra, por medio de su cámara.

Así llegamos, al hecho el cual, dio el vamos a lo que hoy en día conocemos como cine. Esta hazaña de da en 28 de diciembre de 1895, día en el cual los hermanos Lumiere, lograron proyectar para una pequeña audiencia, la imagen de unos obreros franceses, saliendo de su puesto de trabajo, en una fábrica en Paris. Aquel hecho, dio rápidamente la vuelta al mundo. El acto de proyectar imágenes en movimiento, no sólo fascinó a los franceses y europeos, sino que también a los estadounidenses.

Tal fue la demanda del cine, en su etapa rudimentaria, que los hermanos Lumiere debían crear más de 500 películas al año, para satisfacer la demanda. Con respecto al sello o género que trabajaban estos franceses, se puede señalar que era el documental. Donde no había actores, ni montajes. Sólo imágenes de la vida real y la naturaleza. De manera posterior, se comenzaron a dar otros géneros, los cuales requerían de una narrativa más profunda y desarrollada, con guiones y actores.

Las películas en los comienzos del cine eran mudas, o sea, no tenían sonido. Ni tampoco color. Con el tiempo se les acompaño con música y luego con grabaciones que correspondían al diálogo de los actores; la película Don Juan, en 1926, fue la primera en incorporar el sonido en pistas grabadas. Además se les agregó el color; el proceso más usado para darles color a las películas entre 1922 y 1952 fue el famoso technicolor. Hoy en día la imágenes además son procesadas digitalmente para la mejora de la imagen y para agregar efectos especiales generados por computadoras.Con el paso de los años, se ha teorizado bastante sobre como se debe encaminar al cine, como expresión humana. Hay quienes manifiestan que el cine debería ser como las otras expresiones artísticas modernas, donde lo abstracto rige la composición de las mismas. Otros, hablan de que el cine debe ser una expresión fidedigna y muy real, de los hechos que convulsionan a la humanidad. En la actualidad, el cine, por medio de su relevancia artística, es considerado como el séptimo arte. Con lo cual denota, que es un mucho más que la proyección de imágenes en movimiento. Sino que una creación basada en sentimientos y la genialidad humana

Los primeros experimentos
Tanto en Estados Unidos como en
Europa, se animaban imágenes dibujadas a mano como forma de diversión, empleando dispositivos que se hicieron populares en los salones de la clase media. Concretamente, se descubrió que si 16 imágenes de un movimiento que transcurre en un segundo se hacen pasar sucesivamente también en un segundo, la persistencia de la visión las une y hace que se vean como una sola imagen en movimiento.
El zoótropo que ha llegado hasta nuestros días consta de una serie de
dibujos impresos en sentido horizontal en bandas de papel colocadas en el interior de un tambor giratorio montado sobre un eje; en la mitad del cilindro, una serie de ranuras verticales, por las cuales se mira, permiten que, al girar el aparato, se perciban las imágenes en movimiento. Un ingenio algo más elaborado era el praxinoscopio, del inventor francés Charles Émile Reynaud, que consistía en un tambor giratorio con un anillo de espejos colocado en el centro y los dibujos colocados en la pared interior del tambor. Según giraba el tambor, los dibujos parecían cobrar vida.
En aquellos mismos años, William Henry Fox Talbot en el Reino Unido y Louis Daguerre en
Francia trabajaban en un nuevo descubrimiento que posibilitaría el desarrollo del cinematógrafo: la fotografía, ya que sin este invento previo no existiría el cine. Hacia 1852, las fotografías comenzaron a sustituir a los dibujos en los artilugios para ver imágenes animadas. A medida que la velocidad de las emulsiones fotográficas aumentó, fue posible fotografiar un movimiento real en vez de poses fijas de ese movimiento. En 1877 el fotógrafo angloestadounidense Eadweard Muybridge empleó una batería de 24 cámaras para grabar el ciclo de movimientos del galope de un caballo.
Un paso relevante hacia el desarrollo de la primera cámara de imágenes en movimiento fue el que dio el fisiólogo francés Étienne Jules Marey, cuyo cronofotógrafo portátil (una especie de fusil fotográfico) movía una única banda que permitía obtener doce imágenes en una placa giratoria que completaba su
revolución en un segundo. Sin embargo, su tira de película consistía en un mojado en aceite que se doblaba y se desgarraba con facilidad. Hacia 1889, los inventores estadounidenses Hannibal Goodwin y George Eastman desarrollaron más tiras de emulsión fotográfica de alta velocidad (que necesitaban poco tiempo para impresionarse) montadas en un celuloide resistente: su innovación eliminó un obstáculo esencial en la experimentación con las imágenes en movimiento.
Los hermanos Lumière
Los
experimentos sobre la proyección de imágenes en movimiento visibles para más de un espectador se estaban desarrollando simultáneamente en Estados Unidos y en Europa; en Francia a pesar de no contar con la gran infraestructura industrial de Edison, los hermanos Louis y Auguste Lumière llegaron al cinematógrafo, invento que era al tiempo cámara, copiadora y proyector, y que es el primer aparato que se puede calificar auténticamente de cine, por lo que la fecha de su presentación pública, el 28 de diciembre de 1895, y el nombre de los inventores son los que han quedado reconocidos universalmente como los iniciadores de la historia del cine. Los hermanos Lumière produjeron además una serie de cortometrajes con gran éxito, de género documental, en los que se mostraban diversos elementos en movimiento: obreros saliendo de una fábrica, olas rompiendo en la orilla del mar y un jardinero regando el césped. Uno de sus cortometrajes más efectistas para demostrar las posibilidades del nuevo invento fue el que mostraba a un tren correo avanzando hacia el espectador, lo que causaba gran impresión en el público asistente. El cine que se producía mientras en el estudio de Edison era más teatral: números circenses, bailarinas y actores dramáticos que actuaban para las cámaras. Pero para entonces el equipamiento elemental ya había sido estandarizado siguiendo el modelo del cinematógrafo de los hermanos Lumière, y las películas se comenzaron a comercializar a escala internacional.

PELÍCULAS DE UNA BOBINA


En 1896 el ilusionista francés Georges Méliès demostró que el cine no sólo servía para grabar la realidad, sino que también podía recrearla o falsearla. Con estas imaginativas premisas, hizo una serie de películas que exploraban el potencial narrativo del nuevo medio, dando inicio al cine de una sola bobina. En un estudio en las afueras de París, Méliès rodó el primer gran filme puesto en escena cuya proyección duró cerca de quince minutos: L’Affaire Dreyfus (El caso Dreyfus, 1899) y filmó Cendrillas (Cenicienta, 1900) en 20 escenas. Pero sobre todo a Méliès se le recuerda por sus ingeniosas fantasías como Viaje a la luna (1902) y Alucinaciones del barón de Münchhausen, en las que experimentaba las posibilidades de los trucajes con la cámara de cine. Méliès descubrió que deteniendo la cámara en mitad de una toma y recolocando entonces los elementos de la escena antes de continuar podía, por ejemplo, hacer desaparecer objetos. Del mismo modo, retrocediendo la película unos cuantos centímetros y comenzando la siguiente toma encima de lo ya filmado, lograba superposiciones, exposiciones dobles y disoluciones (fundidos y encadenados, como elemento de transición entre distintas escenas). Sus cortometrajes fueron un éxito inmediato de público y pronto se difundieron por todo el mundo. Aunque hoy en día parecen poco más que curiosidades, son precursores significativos de las técnicas y los estilos de un arte entonces balbuceante.

El estilo documentalista de los hermanos Lumière y las fantasías teatrales de Méliès se fundieron en las ficciones realistas del inventor estadounidense Edwin S. Porter, a quien se le atribuye en ocasiones la paternidad del cine de ficción. Trabajando en el estudio de Edison, Porter produjo la primera película estadounidense interesante, Asalto y robo de un tren, en 1903. Esta película, de 8 minutos, influyó de forma decisiva en el desarrollo del cine porque incluía innovaciones como el montaje de escenas filmadas en diferentes momentos y lugares para componer una unidad narrativa. Al hacer esto, Porter inició el montaje, uno de los fundamentos de la creación cinematográfica, proceso en el que diferentes fragmentos elegidos de las diversas tomas realizadas —o disponibles— se reúnen para conseguir un conjunto coherente.
Asalto y robo de un tren tuvo un gran éxito y contribuyó de forma notable a que el cine se convirtiera en un espectáculo masivo. Las pequeñas salas de cine, conocidas como nickelodeones, se extendieron por
Estados Unidos, y el cine comenzó a surgir como industria. La mayoría de las películas, de una sola bobina, de la época eran comedias breves, historias de aventuras o grabaciones de actuaciones de los actores teatrales más famosos del momento.

PELÍCULAS MUDAS

Entre 1909 y 1912 todos los aspectos de la naciente
industria estuvieron bajo el control de un trust estadounidense, la MPPC (Motion Pictures Patents Company), formado por los principales productores. Este grupo limitó la duración de las películas a una o dos bobinas y rechazó la petición de los actores de aparecer en los títulos de crédito. El trust fue desmontado con éxito en 1912 por la ley antitrust del gobierno, que permitió a los productores independientes formar sus propias compañías de distribución y exhibición, por lo que pudieron llegar hasta el público estadounidense obras europeas de calidad, como Quo vadis? (1912, de Enrico Guazzoni), de Italia, o La reina Isabel (1912), de Francia, protagonizada por la actriz Sarah Bernhardt.


Charles Chaplin


Actor director, guionista y músico de origen británico (Londres, 1889-Corsier-sur-Vevey, Suiza, 1977). Autor completo, puede que el primero en la cronología cinematográfica, en todo el sentido de la palabra (él mismo escribió la música de sus películas sonoras), Charles Spencer Chaplin encarnó el cine para millones de personas durante varias generaciones, Chaplin era un cómico genial cuyos trabajos darían brillo a la pantalla. Su sola presencia era suficiente para asegurar el éxito comercial de una película. Fue la primera estrella internacional y una leyenda viva desde su juventud, rompiendo con cada nueva producción los récords de taquilla anteriores. Su personaje del vagabundo Charlot mezclaba de una forma única la comedia sentimental, la sátira social y el patetismo de la naturaleza humana, convirtiéndose en un arquetipo universal. Este personaje fue creciendo a lo largo de sus películas El vagabundo (1915), Vida de perros (1918), El chico (1921) y La quimera del oro (1925). Con la llegada del sonoro, los productores se niegan a estrenar Luces de la ciudad (1931), pero él lo hace por su propia cuenta y vuelve a romper todos los récords de taquilla, éxito que repite con Tiempos modernos (1936), sátira contra la automatización del trabajo, y El gran dictador (1940), primer filme hablado de Chaplin, una oportuna burla de los dictadores de aquella época que le trae, sin embargo, enemistades entre los sectores más reaccionarios del poder estadounidense, obligándole a abandonar el país en la década de 1950, cuando la ‘caza de brujas’ promovida por McCarthy siembra la sospecha y la desconfianza hacia los cineastas progresistas. Mucho antes, en 1919, tras sus primeros éxitos, Chaplin, junto con D. W. Griffith y los dos actores más famosos del momento, Mary Pickford y Douglas Fairbanks, habrá formado la productora United Artists, precursora del star system —aunque en su caso y el de Griffith además de estrellas eran los auténticos creadores y productores—, e iniciadora de la época de oro del cine mudo en Estados Unidos.
La madurez del cine mudo
En los años posteriores a la I Guerra Mundial, la industria cinematográfica se convirtió en uno de los sectores principales de la industria estadounidense, generando millones de dólares de beneficios a los productores que tenían éxito. Las películas de este país se internacionalizaron y dominaron el mercado mundial. Los autores europeos más destacados fueron contratados por los estudios y sus técnicas se asimilaron en Hollywood, que las adaptó a sus fines comerciales. El star system floreció, y las películas utilizaron a las grandes estrellas, entre otras a Rodolfo Valentino, John Barrymore, Greta Garbo, Clara Bow y Norma Shearer, como principal atractivo para el público. El periodo se caracterizó también por el intento de regular los
valores morales del cine a través de un código de censura interna, creado por la propia industria de Hollywood en 1930 (el código Hays, bautizado así por dirigirlo el político y moralista Will Hays). Este tipo de instrumentos de control político moral persistieron hasta 1968 en Estados Unidos.
En los años veinte las películas estadounidenses comenzaron a tener una sofisticación y una suavidad de estilo que sintetizaba lo que se había aprendido de la experiencia. Los majestuosos westerns románticos, como El caballo de
hierro (1924), de John Ford, mostraban la economía y maestría narrativas que marcarían la trayectoria de los directores clásicos Frank Capra, William Wyler o George Stevens. Mientras, Cecil B. De Mille trataba de enmascarar el erotismo de sus primeras comedias sexuales, como El señorito Primavera (1921), tras la fachada bíblica de espectáculos como Los diez mandamientos (1923) o El rey de reyes (1927) en los que de hecho aparecían orgías y escenas de baño con el menor pretexto.
Dos de los directores más populares de la época, Ernst Lubitsch y Erich von Stroheim, alemán el primero y austriaco el segundo, revelaron sus sofisticados y diferentes comportamientos en la pantalla con sus primeras obras en Hollywood. El primero abandonó los espectáculos que había dirigido en su país para hacer comedias ligeras, románticas, caracterizadas por la sencillez de sus decorados, elegancia de su técnica y encanto
personal. En Los peligros del flirt (1924) o La locura del charlestón (1926) manejó con tanta habilidad el tema sexual que lograba al mismo tiempo mostrarlo plenamente y resultar aceptable para los censores. El trabajo de Von Stroheim, por su parte, más duro y más europeo en su tono, es de una riqueza extravagante e incluso en ocasiones melancólico, como en Esposas frívolas (1922), en la que contrasta la inocencia estadounidense con la decadencia europea. Su obra maestra sobre la codicia en la sociedad estadounidense, Avaricia (1923), fue reducida por los ejecutivos del estudio de diez a dos horas. La mayoría de lo cortado entonces se ha perdido, pero incluso en su forma abreviada es considerada como una de las obras maestras del realismo cinematográfico.
Las películas cómicas conocieron una época dorada en los años veinte. A Chaplin se unieron otros dos cómicos, Harold Lloyd y Buster Keaton, a la cabeza del
género, ambos continuadores de la tradición de las películas cómicas de payasadas, de una sola bobina. Durante este periodo, cada uno de estos cómicos dispuso del tiempo y del apoyo económico necesarios para desarrollar su estilo personal. Keaton nunca sonreía, y en películas como El moderno Sherlock Holmes (1924), dirigida por él, hizo contrastar su gesto impasible con los gags visuales basados en sus increíbles facultades físicas. Harold Lloyd era un cómico temerario que jugaba a menudo con la ley de la gravedad desde grandes alturas. Encarnaba al chico ingenuo típicamente estadounidense, como en El estudiante novato (1925), de Sam Taylorey Fred Newmeyer, en el que interpreta al personaje débil que demuestra su valentía.





EL CINE SONORO

En 1926 la productora Warner Brothers introdujo el primer sistema sonoro eficaz, conocido como Vitaphone, consistente en la grabación de las bandas sonoras musicales y los textos hablados en grandes discos que se sincronizaban con la acción de la pantalla. En 1927, la Warner lanzó El cantor de jazz, de Alan Crosland, la primera película sonora, protagonizada por el showman de origen ruso Al Jolson, que alcanzó un éxito inmediato e inesperado entre el público. Su eslogan, sacado del texto de la película "aún no has oído nada", señaló el final de la era muda. Hacia 1931 el sistema Vitaphone había sido superado por el Movietone, que grababa el sonido directamente en la película, en un banda lateral. Este proceso, inventado por Lee de Forest, se convirtió en el estándar. El cine sonoro pasó a ser un fenómeno internacional de la noche a la mañana.
Las primeras películas habladas
La transición del cine mudo al sonoro fue tan rápida que muchas películas distribuidas entre 1928 y 1929, que habían comenzado su proceso de producción como mudas, fueron sonorizadas después para adecuarse a una
demanda apremiante. Los dueños de las salas se apresuraron también a convertirlas en salas aptas para el sonoro, mientras se rodaban películas en las que el sonoro se exhibía como novedad, adaptando obras literarias e introduciendo extraños efectos sonoros a la primera oportunidad. El público pronto se cansó de los diálogos monótonos y de las situaciones estáticas de estas películas, en las que un grupo de actores se situaba cerca de un micrófono fijo.
Tales
problemas se solucionaron en los inicios de la década de 1930, cuando en varios países un grupo de directores de cine tuvieron la imaginación necesaria para usar el nuevo medio de forma más creativa, liberando el micrófono de su estatismo para restablecer un sentido fluido del cine y descubrir las ventajas de la postsincronización (el doblaje, los efectos sala y la sonorización en general que sigue al montaje), que permitía la manipulación del sonido y de la música una vez rodada y montada la película. En Hollywood, Lubitsch y King Vidor experimentaron con el rodaje de largas secuencias sin sonido, añadiéndolo posteriormente para resaltar la acción. Lubitsch lo hizo suavemente, con la música, en El desfile del amor (1929), y Vidor con el sonido ambiente para crear una atmósfera natural en Aleluya (1929), un musical realista interpretado íntegramente por actores afroamericanos cuya acción transcurre en el sur de Estados Unidos. Los directores comenzaban a aprender a crear efectos con el sonido que partía de objetos no visibles en la pantalla, dándose cuenta de que si el espectador oía un tictac era innecesario mostrar el reloj.
Los guionistas Ben Hecht, Dudley Nichols y Robert Riskin comenzaron a inventarse diálogos especialmente elaborados para la pantalla, a los que se despojaba de todo lo que no fuera esencial para que sirvieran a la acción en vez de estorbarla. El estilo periodístico rapidísimo que Hecht preparó para Un gran reportaje (1931), de Lewis Milestone, contrasta con las ingeniosas réplicas que escribiría para la obra de Lubitsch Una
mujer para dos (1933). Nichols, por su parte, destacó por sus diálogos claros, sin ambigüedades, en películas como María Estuardo (1936), de John Ford. Riskin se hizo famoso por sus personajes familiares en las películas de Frank Capra, entre ellas Sucedió una noche (1934), protagonizada por Claudette Colbert y Clark Gable.
PELÍCULAS FANTÁSTICAS
La tendencia a evadirse de una realidad no demasiado halagüeña se acentuó en aquellos años. Un ciclo de películas de terror clásico, entre las que se incluyen Drácula (1931), de Tod Browning, El doctor Frankenstein (1931), de James Whale, y La momia (1932), de Karl Freund, salió de los estudios de la Universal, y generó una serie de secuelas e imitaciones a lo largo de toda la década. Una película que cosechó un éxito rotundo de taquilla fue King Kong (1933), de Merian C. Cooper. En el género fantástico también destacó El mago de Oz (1939), de Victor Fleming, musical infantil basado en el
libro de L. Frank Baum, protagonizado por Judy Garland, que se convertiría en la primera artista musical de la década de 1940.
EL CINE ARTÍSTICO
La producción de películas fantásticas de Hollywood se intentó compensar durante los años treinta con películas más serias y realistas, europeas en su mayor parte, como la alemana El ángel azul (1930), de Josef von Sternberg, que dio a conocer a Marlene Dietrich, o la francesa La gran ilusión (1937), de Jean Renoir, considerada una de las grandes películas antibélicas de la historia del cine. Un cineasta estadounidense procedente de
la radio, el escritor-director-actor Orson Welles, sorprendió desde su primera obra con sus nuevos encuadres, objetivos angulares y efectos de sonido, entre otras innovaciones, que ampliaron considerablemente el lenguaje cinematográfico. Aunque nunca llegó a adaptarse a la industria de Hollywood, y pocas veces encontró respaldo financiero para sus proyectos, sus películas Ciudadano Kane (1941) y El cuarto mandamiento (1942) tuvieron una influencia capital en la obra de los cineastas posteriores de Hollywood y del mundo entero.
DESARROLLO DEL CINE EN COLOR
Los experimentos con película de
color habían comenzado ya en 1906, pero sólo se había usado como curiosidad. Los sistemas ensayados, como el Technicolor de dos colores, fueron decepcionantes y fracasaban en el intento de entusiasmar al público. Pero hacia 1933 el Technicolor se había perfeccionado, con un sistema de tres colores comercializable, empleado por vez primera en la película La feria de la vanidad (1935), de Rouben Mamoulian, adaptación de la novela de William Makepeace Thackeray. La popularidad del color aumentó, y durante los años cuarenta se empleó sobre todo en una serie de musicales clásicos de la MGM (Metro Goldwyn Mayer), entre los que destaca Easter Parade (Desfile de Pascua, 1948), de Charles Walters. En la década de 1950 el uso del color se generalizó tanto que prácticamente el blanco y negro quedó relegado para películas de bajo presupuesto que buscaban un realismo sereno, como Marty (1955) de Delbert Mann, sobre las aspiraciones de un carnicero del Bronx, o El hombre del brazo de oro (1955), de Otto Preminger, en la que se contaba la historia de un drogadicto. A partir de los años sesenta, el blanco y negro quedó para crear efectos especiales en películas como Psicosis (1960) de Hitchcock, o La última película (1971), de Peter Bogdanovich. Más recientemente, lo hemos podido ver casi siempre en películas con pretensiones artísticas, como El hombre elefante (1980), de David Lynch, Toro salvaje (1980), de Martin Scorsese, La ley de la calle (1983), de Francis Ford Coppola, o Zelig (1983), de Woody Allen.


Luces y Sombras
La luz vacilante de una vela basta para que la noche cobre vida. Una mano colocada de determinada manera entre la llama y la pared arroja en ésta una sombra que parece una cabeza de lobo o un pájaro. Esas sombras son tan antiguas como el propio fuego. Los primitivos teatros de sombras pasaron con el tiempo a ser las películas tan semejantes a la vida real de las que hoy disfrutamos.
Las varillas de bambú sujetas a los miembros y al cuerpo permiten a quien las maneja mover y gobernar al muñeco. Los muñecos javaneses están hechos de cuero muy tieso y pintados de manera que arrojen sombras de color. Los miembros están articulados de tal modo que el muñeco pueda moverse y danzar.
El primer paso fue dado mediante el descubrimiento realizado por sabios chinos hace mil años. Se dieron cuenta de que por un agujero en un recinto a oscuras se proyectaba en la pared de enfrente una imagen invertida del exterior. En el siglo XVIII, las sencillas sombras habían pasado a ser complicadas imágenes pintadas sobre vidrio.
Una linterna mágica proyectaba en una pantalla los dibujos realizados en esas placas de vidrio.Una llama de carburo brindaba una luz blanca y brillante, llamada "luz de gas".Los cristales azules de las ventanillas laterales le permitían al operador vigilar y regular la llama.

Ruedas giratorias
Cuando contemplamos una película, la acción continua que vemos en la pantalla es una hábil ilusión de movimiento, porque una película no es una imagen continua, sino que está compuesta por miles de imágenes fijas. Pasan por delante de nosotros a tal velocidad, que no captamos las imágenes una por una. Nuestros ojos las funden unas con otras, y así las vemos en movimiento.
Los discos mostraban un ciclo en movimiento. Tenían unas ranuras con una serie de figuras impresas. Cada una de ellas mostraba una figura en movimiento. Haciendo girar el disco sobre su eje enfrente de un espejo, al mirar por las ranuras, los espectadores veían las imágenes reflejadas en una rápida secuencia y lograban la ilusión del movimiento.
Disparadores instantáneos
El cine es un arte que consiste en proyectar sobre una pantalla una serie de fotografías en tan rápida sucesión que producen en el ojo humano la impresión de que están en movimiento.
En 1877, el americano Edward Muybridge consiguió captar en imágenes sucesivas el galope de un caballo de carreras. Se sirvió de veinticuatro cámaras fotográficas alineadas al borde de una pista. Cada cámara tenía conectado a su obturador un hilo que atravesaba la pista. El caballo, en su galope, iba rompiendo los hilos y entonces se accionaban los obturadores. Mas tarde pasó a fotografiar en movimiento a otros muchos animales y a personas.

Ètienne-Jules Marey (1830-1904) También estudió las figuras en movimiento fotografiándolas muchas veces en una misma placa. Utilizó esas cronofotografías para analizar cómo se movían los huesos dentro del cuerpo.
El resultado fue que la silueta de las cabriolas del caballo de Muybridge condujo en unos diez años al descubrimiento del verdadero cine.
La película y las cámaras
En cada sesión de cine, centenares de metros de película pasan ante los ojos de los espectadores. Un minuto de proyección requiere más de 27m de película, un film largo utiliza 2,5km. Hoy día existe toda una industria dedicada casi exclusivamente a suministrar las enormes cantidades de película que necesitan las compañías productoras, para revelarla y tirar (realizar) las copias que se exhiben en los cines. En el pasado se emplearon anchuras de película muy diferentes, pero las películas modernas se suelen realizar en el paso standard de 35mm.

Las perforaciones laterales arrastran la película dentro de la cámara haciéndola avanzar la longitud exacta de un fotograma. En la película de 35mm por cada segundo de acción hay 24 fotogramas.
Como el cine se ha vuelto muy sofisticado, las cámaras son cada vez más complejas: las de hoy son una combinación de óptica, mecánica y electrónica. Se fabrican diferentes cámaras para diversos propósitos, y algunas de ellas de múltiples funciones. Son lo suficientemente sólidas como para obtener tomas en situaciones difíciles, y lo suficientemente silenciosas como para poder usarlas en el estudio de sonorización.


CINE : Se dice que es el medio más completo, pues reúne características de otros medios como la televisión, radio, revistas, prensa, vallas, etc.Ventajas:Permite selectividad.Alta recordación del mensaje.Desventajas:Costos altos.Poca permanencia del mensaje.


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